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Cuando se habla de comercio internacional, la mayoría de los análisis giran en torno a cifras, porcentajes y previsiones. Pero detrás de todo eso hay algo más importante: decisiones reales que afectan a empresas, empleos y estrategias de expansión.
En 2025, los nuevos aranceles impuestos por Estados Unidos a productos europeos han activado todas las alarmas. Y no es para menos: España es uno de los países más golpeados, especialmente en sectores como el agroalimentario, el metalúrgico o el industrial.
El cambio en la política comercial de EE.UU. de la mano de Donald Trump no es un simple movimiento técnico; representa un giro profundo en las reglas del juego. Productos tan emblemáticos como el aceite de oliva, el vino, la maquinaria industrial o el acero están viendo encarecida su entrada al mercado estadounidense, lo que reduce su competitividad frente a alternativas locales o de terceros países sin penalización arancelaria.
Desde el Club de Alto Rendimiento empresarial, hemos observado de primera mano cómo este nuevo escenario afecta a la toma de decisiones estratégicas de grandes empresas. Aquí te contamos lo que está ocurriendo, lo que se está haciendo y lo que, quizás, podríamos aprender para anticiparnos mejor a este tipo de escenarios.
Los aranceles no son nuevos, pero su reincidencia y extensión actual han escalado la tensión entre la Unión Europea y Estados Unidos a niveles que no veíamos desde la guerra comercial del acero a principios de siglo. Esta vez, la excusa no es solo proteger la industria nacional norteamericana, sino reequilibrar lo que Washington considera una «desventaja estructural» frente a productos europeos subsidiados.
España, por ser uno de los mayores exportadores de productos agroalimentarios y maquinaria dentro del bloque comunitario, se convierte en uno de los grandes afectados. Más aún, la medida ha caído como un jarro de agua fría sobre empresas que ya enfrentaban una recuperación post-pandemia, costes energéticos elevados y una creciente presión regulatoria en Europa.
En este nuevo marco, mantener relaciones comerciales fluidas con EE.UU. se ha vuelto más complejo, lo que obliga a repensar desde las rutas de exportación hasta las alianzas estratégicas y la estructura misma de los modelos de negocio.
No todos los sectores sienten el golpe con la misma intensidad. Los más expuestos son aquellos cuyas exportaciones dependen fuertemente del mercado estadounidense, y que además no cuentan con suficientes alternativas de mercado a corto plazo.
Agroalimentario: el aceite de oliva, el vino y los productos gourmet son los grandes damnificados. España es líder mundial en exportación de aceite de oliva y EE.UU. uno de sus mayores mercados. Con los nuevos aranceles, la competitividad cae en picado y muchos distribuidores norteamericanos están optando por proveedores de otros países, como Túnez o Grecia.
Maquinaria y bienes de equipo: empresas industriales que exportan componentes y maquinaria para sectores como la automoción, la energía o la construcción han visto cómo sus precios finales aumentan de forma artificial, complicando licitaciones y acuerdos.
Acero e industria pesada: la imposición de tarifas adicionales a productos metálicos y semiacabados encarece enormemente la exportación y golpea a un sector que ya arrastraba tensiones estructurales internas.
En conjunto, estos sectores representan una parte importante de las exportaciones nacionales. Pero más allá del volumen de negocio, lo que realmente preocupa es la pérdida de relaciones a largo plazo con distribuidores, partners y clientes estratégicos al otro lado del Atlántico.
Lo primero que se percibe es una actitud contenida pero decidida: las grandes empresas están asumiendo que este entorno hostil podría prolongarse y están actuando en consecuencia. En CARE, hemos identificado tres movimientos principales que los equipos directivos están priorizando:
Diversificación de mercados: se están buscando oportunidades en Asia, Oriente Medio y Latinoamérica, mercados que hasta hace poco estaban en segundo plano.
Alianzas estratégicas regionales: para mantener su presencia en EE.UU., algunas firmas están optando por establecer filiales o acuerdos de ensamblaje en el propio territorio estadounidense, reduciendo así el impacto arancelario directo.
Innovación en el modelo comercial: se están rediseñando portafolios de productos, ajustando márgenes e invirtiendo en digitalización para reducir costes estructurales.
Las decisiones ya no son tácticas, son estructurales. Y eso habla de la magnitud del impacto que están sintiendo muchas de las empresas que forman parte del tejido empresarial español.
En momentos como este, una de las herramientas más valiosas no es un software, ni un estudio de mercado, ni siquiera una medida gubernamental. Es la red de relaciones reales que puedes activar para buscar soluciones.
Hablamos con directivos que comparten experiencias similares, que enfrentan retos paralelos y que están dispuestos a ayudarse mutuamente. Porque en un ambiente de confianza, las soluciones surgen con naturalidad: nuevas oportunidades comerciales, alianzas estratégicas, o incluso redefiniciones completas del plan de negocio.
👉 Si estás liderando una empresa y te sientes solo ante este tipo de decisiones complejas, quizás ha llegado el momento de rodearte de quienes ya están dando pasos reales. En CARE encontrarás un entorno de alto nivel donde no solo se hacen negocios, sino que se construyen relaciones reales.
Más allá de los grandes nombres, el impacto se extiende por toda la cadena de valor. Proveedores, pymes asociadas, fabricantes de segunda línea y empresas de logística están sintiendo el remezón de los cambios comerciales.
Lo que observamos desde CARE es una combinación de preocupación e innovación. Las empresas no están paralizadas; están repensando rutas, optimizando procesos, preguntando a su red de contactos y explorando nuevos caminos. Pero también hay incertidumbre: los cambios no dependen únicamente de ellas, sino de un entorno global cambiante y a menudo impredecible.
La clave está en mantenerse informados, compartir recursos y no actuar desde la reacción, sino desde la proactividad colaborativa.
Paradójicamente, en medio de las restricciones también surgen nuevas oportunidades. Muchos distribuidores en EE.UU. están abiertos a nuevos modelos de cooperación, como el co-branding, la distribución conjunta o incluso el codesarrollo de producto con empresas europeas para esquivar ciertas restricciones.
También se está revalorizando la marca «Made in Europe» como sinónimo de calidad, sostenibilidad y trazabilidad. Si se comunica bien, esta puede ser una carta poderosa frente al proteccionismo. Además, la presión exterior ha acelerado procesos de transformación digital y mejora de la eficiencia interna, lo que se traducirá en ventajas competitivas a medio plazo.
Una de las lecciones más potentes de esta situación es que el riesgo comercial ya no es solo financiero, es geopolítico. Las empresas que habían anticipado esto con sistemas de alertas, escenarios de crisis o diversificación real han sufrido menos.
Algunas empresas llevan tiempo trabajando con modelos de negocio adaptables y estrategias de gestión del cambio.
Esta es una de las preguntas que más se están debatiendo en los foros empresariales. ¿Debe Europa mirar más hacia China y consolidar su presencia en Asia, o invertir en reconstruir la confianza con Estados Unidos?
Girar hacia China significa entrar en un mercado inmenso, pero también regulado, competitivo y políticamente sensible. Reconstruir puentes con EE.UU. implica tiempo, diplomacia y quizás cesiones. Algunos defienden una estrategia dual; otros apuestan por una autonomía estratégica europea. Lo cierto es que el debate está abierto y requiere reflexión profunda a todos los niveles: económico, político y empresarial.
Hay algo que no cambia por más que lo haga el contexto: las relaciones humanas y la colaboración. Cuando una empresa navega aguas turbulentas, lo que la sostiene son las decisiones valientes, las alianzas estratégicas y la capacidad de confiar en una red sólida.
Y eso es exactamente lo que cultivamos en CARE: un entorno donde las personas están por encima de las transacciones, donde las ventas no se fuerzan, sino que surgen de forma natural gracias a la calidad de las conexiones.
En momentos de incertidumbre, no necesitas más datos. Necesitas rodearte de quienes están actuando, liderando y generando impacto real.
Sobre el Autor
Francisco Rubio
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